TRIPLE SALTO
El triple salto nació, sin duda, de una mala interpretación de las pruebas atléticas practicadas por los Griegos. Éstos, en efecto, sumaban los resultados de los tres mejores saltos de la competición de salto de longitud, lo que llevó a pensar que practicaban un triple salto encadenado. Sea como fuere, el triple salto precisará mucho tiempo para imponerse en tanto que disciplina por completo.
Por otro lado, no se modificará bajo su forma actual (pata coja, zancada y salto) hasta aproximadamente 1904. Incluso fue practicado sin impulso en los primeros Juegos Olímpicos modernos. Hasta las postrimerías del siglo XIX se practicaban los tres saltos sin una forma fija. Los irlandeses empleaban la misma pierna, mientras los escoceses solían hacer los dos primeros con la misma para cambiar de pierna en el tercer salto. Esta ha sido la modalidad que predominó y se hizo oficial.
Desde la más remota Antigüedad, en todas las manifestaciones organizadas en torno a la elevación del valor físico de los individuos. Aparece en el programa de ciertos juegos célticos unos veinte siglos antes de Jesucristo y se convierte en una de las cinco pruebas del pentatlón de los Juegos Olímpicos en el 708 antes de nuestra era.
Si bien no siempre fue practicado con la forma que actualmente conocemos, “los primeros atletas se ayudaban de pequeñas halteras para aumentar sus resultados”, el salto de longitud sigue siendo una de las disciplinas atléticas menos tocadas por las transformaciones técnicas y materiales que caracterizan a veces al deporte moderno. En este sentido, sigue siendo un elemento privilegiado de comparación para juzgar la evolución de las posibilidades físicas del hombre a través de los siglos.
Señalemos, en este sentido, que en 1874, el irlandés John Lane supera la marca de los 7 m. (7,05 m.) y que los 7,50 m. fueron logrados en 1900 por el americano Myer Prinstein. El primer saltador moderno, es decir, que utiliza una técnica similar a la de los saltadores actuales, será el americano Hart Hubbart. Logra los 7,89 en 1925 y domina la especialidad durante un largo período. En esta época, los dos estilos de tijera y extensión ya han aparecido. Finalmente, en 1935 Jesse Owens rompe la barrera de los 8 m. (8,13 m.), récord que se mantendrá durante 25 años. La especialidad se estanca tras esto hasta los Juegos Olímpicos de México, en que Bob Beamon, con 8,90 m. parecía situar el récord a límites inaccesibles. Pero la aparición de nuevos saltadores “fenómeno” como Carl Lewis y Mike Powell cambiaría el curso de los acontecimientos. Así, en 1991, Mike Powell batía este record, prematuramente bautizado como “Salto del siglo XXI”, al realizar 8,95 m.
REFERENCIAS: http://www.claretaranda.net/sites/default/files/documentos-biblioteca/saltos.pdf
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